LA QUIETUD DEL ALMA.
entre súbita carencia, entre la nada.
Dueños los sentidos del espacio y
el momento, ya no soy casi nada.
Rescátame amor de este limbo,
que no controlo, que me mata.
Aprovecha e iníciame, que yo, por salir
de aquí hare mías tus enseñanzas.
¿Como pude caer en la sutil trampa?
Acaso un instante, donde vi una piedra
en la que desentenderme de mi alma cansada,
de la dura carga.
Alarga las manos y guía mis pasos hacia
la magia que ampara. Date prisa, o me disolveré
en esta ausencia que me atrapa,
que me llama y desarma.
No me ves, no me escuchas,
no me sientes, mi tedéum se apaga.
Tardía es la luz que ampara,
al que ya no es nada.