miércoles, 3 de junio de 2015










                                         SENSACIONES.
                                    
                     

                                       



                        No las puedo ver pero están ahí en lo mas recóndito, aseverando lo que soy cuando creo no saber quien soy. Desalmado por la evidencia me enfrento a la nefasta revelación, como un espejo donde solo tienen cabida lo real, aquello que ignoro premeditadamente, camuflando su crudeza con colores artificiales de todas las tonalidades posibles, creando un escenario policromático de sensaciones, unas  amargas y otras placenteras, pero ninguna auténtica.


                      Me fascina su amplitud, mas allá de la vida temporal. Quisiera poder seguir su rastro para saber la verdad, tanto en un sentido como en otro, aunque se que me esta vetado por reglas que nunca comprenderé, pero si puedo imaginar. Mi hebra se deslío hace ya de la compleja madeja que a todos nos une, meciéndola unas veces el viento, enredada otras entre
hebras que ocupan el mismo espacio pero no siempre la misma finalidad, desplomada como el más pesado metal al abismo de la desesperanza, temerosa de ser sesgada antes de tiempo, antes de ser, antes de dejar de ser.


                          No puedo nombrarlas pues solo son el producto incompleto de mi intuición, o tal vez de mi necesidad de creer, poniendo a prueba mi cordura, mi sensatez. Las cosas, las que importan, se deslizan de forma contundente, pugnan por prevalecer sobre la febril imaginación, mientras el inmenso cosmos me recuerda mi levedad, terrible como la que penden sobre infinitos mundos.


                          ¡¡Déjalo ya!!, no lo intentes siquiera, me dice  aquello que pretendo. Predeterminada esta la lucha, fraguada donde los sueños terminan, quizá donde el niño descansa para siempre en prados mullidos de suave satén.

3 comentarios:

  1. Sensaciones, sentimientos contra los que poco se puede hacer cuando son intensos. La razón siempre está ahí para darnos dos tortazos y decirnos ¡despierta! Pero a veces no apetece despertar y se escriben cosas hermosas como este texto intimista.
    Me ha gustado mucho leerlo. Así se siente ser una parte de la madeja.Otro de tantos hilos.
    Saludos

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    1. Muchas gracias por pasar y dejar tus palabras Yolanda. En este caso las palabras salían sin atender a reglas ni formalismos pero se empeñaban en salir, casi exigían.

      Gracias nuevamente y un saludo

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  2. Muy necesarias. Muy hermoso. Los niños quizá se dejan llevar más por ellas, hay algún adulto que también. La razón, para mí, destroza algún momento "sensacional". Sensacional también tu relato :) Un abrazo, Francisco

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